¿Alguna vez te has sentido tan fuera de lugar en un trabajo que dudas de tus capacidades?
Pues yo sí, y quiero contarte la historia de cómo una prueba psicométrica me ayudó a conocerme para explotar mi mayor potencial.
Antes de llegar a Engránica tenía otro trabajo en donde la mayoría del tiempo me sentía incómoda. Estudié mercadotecnia y al iniciar en ese trabajo lo que me pedían tenía todo que ver con mi carrera y habilidades, sin embargo conforme fue pasando el tiempo, la empresa comenzó a tener otras necesidades y me aventuré a ser ejecutiva de ventas con el afán de aprender.
Me encargaba de prospectar, dar seguimiento y visitar a posibles clientes. Parte de mis objetivos era cerrar un porcentaje de ventas y de clientes, sin embargo nunca lo logré. Cada que salía a alguna visita o hacía alguna llamada me sentía increíblemente incómoda, me tomaba muchísimo esfuerzo y energía presentarme con los prospectos y mi falta de seguridad al presentar los proyectos hacía que las personas también dudaran en contratarnos. Como te puedes imaginar, me sentía completamente “inútil” (es una palabra fuerte pero es así como yo me veía). No alcanzaba a ver el valor que aportaba a la empresa y mis ánimos y motivación comenzaron a decaer. Después de un tiempo decidí renunciar. Triste y desesperada por encontrar algo en lo que era buena, comencé a buscar trabajo y así llegué a Engránica. Justo en ese momento nos alcanzó la pandemia pero eso no nos detuvo porque aprovechamos ese tiempo para crear y desarrollar muchos proyectos.
Inmediatamente sentí un cambio en mi, me sentía más motivada, más muy útil, se me ocurrían ideas y procesos, pero no sabía muy bien el por qué, hasta que llegaron las pruebas psicométricas. Con temor, por mis experiencias pasadas, las contesté y cuando llegó el momento del “feedback” vi la luz. En resumen, mi prueba decía que yo era una “finalizadora” la que concretaba proyectos, la que materializaba las ideas de los demás. En ese momento todo comenzó a tener más sentido, a mi me encantaba estar tras bambalinas, operando herramientas y desarrollando procesos para lograr los objetivos que me planteaban, era un poco lo contrario a ir a presentar un proyecto a un cliente nuevo… Pero aquí no acaba la historia, en ese momento éramos 3 personas en Engránica (Paty, Pili y yo, María) y unos días después nos reunimos en Zoom para comparar nuestros resultados y tener un feedback de las pruebas psicométricas del equipo. Mis ojos brillaron y sentí una enorme calma cuando me di cuenta de que mi personalidad y habilidades encajaban a la perfección en este equipo y aquí tuvo mucho más sentido todo, porque yo soy lo que Engránica necesitaba.
Ahora al conocer estas características de mí misma puedo desarrollarme en mi área y con mis conocimientos con más seguridad y poner más energía en lo que más me gusta hacer, lo cual sale mucho más naturalmente, además se con certeza en qué aspectos debo de seguir trabajando y desarrollandome. Así que, cuando me siento fuera de lugar, regreso a lo que las pruebas psicométricas me enseñaron, analizo lo que estoy haciendo y ajusto lo que se pueda para volver a sacar mi mayor potencial.
-María Medina